José— también nombrado como uno de los doce líderes de los 144.000 del Apocalipsis— fue uno de los notables intérpretes de sueños en la Biblia. Estaba en su adolescencia tardía cuando recibió dos sueños propios. Luego, después de la trágica traición que lo llevó a la esclavitud egipcia, interpretó dos sueños de los prisioneros del Faraón. Finalmente, el Faraón recibió dos sueños, que José fue llamado a interpretar.
Para la creciente familia de Israel, los sueños de José (que resultaron en su exilio) y los sueños del Faraón (que advirtieron del hambre) pueden ser considerarse como mensajes divinos para la salvación de toda la familia hasta de setenta personas. Dios proveyó una liberación asombrosa al almacenar el grano en Egipto bajo la mano de José para salvar no sólo a la familia de Israel, sino a todo Egipto y a la gente de otras tierras.
De esa manera, José fue un tipo para el Salvador, y los sueños con los cuales José estuvo involucrado en su adolescencia y juventud fueron proféticos para el fin del tiempo. ¡Llevan un mensaje aún más grande para nosotros hoy que para el día de José! La gran liberación que Dios obró para los patriarcas de Israel fue una alegoría para la segunda venida de Jesús y la liberación del pueblo de Dios de este mundo golpeado por el pecado.
A medida que los sueños de la generación de José se exponen en este artículo, sepan que hay un refugio de luz aquí en esta tierra donde puedes venir para ser refrescado y fortalecido para salir de nuevo a alimentar a los que comen de tu mesa, para fortalecerlos para el viaje hasta su Señor.
Y comenzaron a venir los siete años del hambre, como José había dicho; y hubo hambre en todos los países, mas en toda la tierra de Egipto había pan. (Génesis 41:54)
El antitípico “José” (es decir, Jesús) está ofreciendo salvación a todos los que tienen hambre de la palabra de Dios en un mundo que está hambriento de verdades relevantes—algo que se pueda “comer”— en medio de la propaganda enmascarada de este mundo loco. ¿Seguirás tú Su luz?
Los sueños registrados en la vida de José fueron cortos pero significativos. El primero fue el siguiente:
Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente. Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía. Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado: He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío. Le respondieron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? Y le aborrecieron aun más a causa de sus sueños y sus palabras. (Génesis 37:4-8)
Aquí hay varios símbolos: 12 manojos 11 de las cuales se inclinan ante el de José. Fíjate que son los hermanos de José los que dan la interpretación del sueño. El segundo sueño de José fue similar, pero diferente:
Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí. Y lo contó a su padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti? Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en esto. (Génesis 37:9-11)
En este caso, es el padre de José quien da la interpretación. Es significativo notar cómo Jacob comprendió el sueño, pero para captar plenamente su interpretación, hay que ponerse en su lugar y ver la vida y la muerte desde su perspectiva.
Estos sueños se produjeron después de la muerte de Raquel, la madre de José. Por lo tanto, el hecho de que Jacob se refiera a la madre de José en su interpretación como viniendo a inclinarse ante José (aún futuro) significa que debe haber tenido una visión hacia la resurrección; él vio el sueño como representando lo que sucedería en la vida venidera.
Por lo tanto, ya vemos la evidencia bíblica para decir que estamos tratando con cosas más pertinentes para nosotros, que vivimos al borde de la eternidad, que para José y su generación. También vemos muy claramente a través de la adoración de José retratada en estos dos sueños que José representa claramente un tipo para Jesús, a quien Jacob y Raquel y todos los hermanos (y de hecho todos los habitantes del universo entero) deben su reverencia.
El trato malicioso de José por parte de sus hermanos es una vívida representación de los sufrimientos de Cristo. Lo despojaron de su capa, lo arrojaron a un pozo y lo quisieron matar, lo vendieron por 20 piezas de plata y se sentaron a comer comida (que él les trajo) sin consideración alguna. Fue separado de su padre, acusado falsamente en Egipto y puesto en prisión.
Cristo también fue vendido por uno de los doce por 30 piezas de plata, despojado de sus vestiduras y puesto en prisión. Los gobernantes de Su pueblo lo acusaron falsamente y apresuraron Su ejecución para poder sentarse y comer la pascua, sin tener en cuenta al mismo a quien apuntaba. También fue separado de Su Padre por el peso de los pecados de Sus hermanos.
¿Has reconciliado tu vida con tu Salvador, como los hermanos de José, especialmente Judá, quien se reconcilió con José? Analizaremos el significado actual de todos los sueños después de que hayamos resumido los puntos clave del resto de ellos.
Mientras José cumplía injustamente su condena en prisión en Egipto, dos de los oficiales del faraón fueron encarcelados, y José se interesó por ellos, siendo el prisionero que estaba a cargo de los demás.
Y él preguntó a aquellos oficiales de Faraón, que estaban con él en la prisión de la casa de su señor, diciendo: ¿Por qué parecen hoy mal vuestros semblantes? Ellos le dijeron: Hemos tenido un sueño, y no hay quien lo interprete. Entonces les dijo José: ¿No son de Dios las interpretaciones? Contádmelo ahora. Entonces el jefe de los coperos contó su sueño a José, y le dijo: Yo soñaba que veía una vid delante de mí, y en la vid tres sarmientos; y ella como que brotaba, y arrojaba su flor, viniendo a madurar sus racimos de uvas. Y que la copa de Faraón estaba en mi mano, y tomaba yo las uvas y las exprimía en la copa de Faraón, y daba yo la copa en mano de Faraón. Y le dijo José: Esta es su interpretación: los tres sarmientos son tres días. Al cabo de tres días levantará Faraón tu cabeza, y te restituirá a tu puesto, y darás la copa a Faraón en su mano, como solías hacerlo cuando eras su copero. Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa. Porque fui hurtado de la tierra de los hebreos; y tampoco he hecho aquí por qué me pusiesen en la cárcel. (Génesis 40:7-15)
Aquí también tenemos un sueño con un simbolismo llamativo que tiene un significado mucho más vívido para nosotros (al menos como cristianos) que el que pudo haber tenido en los días de José: una vid, ramas, frutas, la copa y el jugo de uva (sin mencionar el número tres). Todo cristiano sabe que Jesús es la vid y nosotros las ramas.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. (Juan 15:5)
Noten que mientras que cuando José soñó, otro lo interpretó, aquí otro soñó y José lo interpretó. Es a menudo el caso que Dios da el entendimiento de los sueños a alguien distinto de al que Él da los sueños. Si tú has recibido sueños y no los entiendes completamente, sería prudente pedir el consejo de aquel a quien Dios ha dotado de la sabiduría para interpretar los sueños, reconociendo que “las interpretaciones pertenecen a Dios”, como dijo José.
Pero cuidado: no todos los sueños tienen una “buena” interpretación, y si no estás preparado para aceptar la interpretación, puede ser mejor no preguntar. El sueño del panadero, por ejemplo, que es el siguiente sueño en el registro de la vida de José, era el siguiente:
Viendo el jefe de los panaderos que había interpretado para bien, dijo a José: También yo soñé que veía tres canastillos blancos sobre mi cabeza. En el canastillo más alto había de toda clase de manjares de pastelería para Faraón; y las aves las comían del canastillo de sobre mi cabeza. Entonces respondió José, y dijo: Esta es su interpretación: Los tres canastillos tres días son. Al cabo de tres días quitará Faraón tu cabeza de sobre ti, y te hará colgar en la horca, y las aves comerán tu carne de sobre ti. Al tercer día, que era el día del cumpleaños de Faraón, el rey hizo banquete a todos sus sirvientes; y alzó la cabeza del jefe de los coperos, y la cabeza del jefe de los panaderos, entre sus servidores. E hizo volver a su oficio al jefe de los coperos, y dio éste la copa en mano de Faraón. Mas hizo ahorcar al jefe de los panaderos, como lo había interpretado José. (Génesis 40:16-22)
Para apreciar los símbolos de este sueño, primero se debe hacer una aclaración con respecto a la expresión traducida como “canastillos blancos” en la versión RV1960, que sería mejor traducir como canastas de pan blanco, ya que la concordancia de Strong da la siguiente definición de la palabra “blanco” en este versículo:
H2751kjoríDerivación de lo mismo que 2353. Definición pan blanco: Def. en RVblanco.
Los símbolos con los que estamos tratando aquí son el número tres de nuevo, canastillos de pan blanco, productos de panadería y aves comiendo. Estos son también símbolos importantes—generalmente negativos—algunos de los cuales (particularmente las aves) se encuentran en el Apocalipsis. El pan horneado, por supuesto, simboliza la comida espiritual, pero se sabe que el pan blanco está casi desprovisto de nutrientes. Este es un tipo de pan que usa levadura, lo cual representa el pecado (en contraste con el pan sin levadura del santuario que fue hecho con aceite, que representa al Espíritu Santo).
Por lo tanto, este sueño está muy en contraste con su contraparte. Además, aunque estos dos sueños forman una pareja, fueron soñados por dos personas diferentes. Estas diferencias son importantes de notar y serán más significativas más adelante.
Dos años más tarde, la carrera de José como intérprete de sueños fue llevada repentinamente a su cúspide. Fue llamado desde la prisión para interpretar los sueños del rey de Egipto. El primer sueño fue el siguiente:
Aconteció que pasados dos años tuvo Faraón un sueño. Le parecía que estaba junto al río; y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, y pacían en el prado. Y que tras ellas subían del río otras siete vacas de feo aspecto y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas a la orilla del río; y que las vacas de feo aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó Faraón. (Génesis 41:1-4)
Es importante tener en cuenta otros detalles que se mencionan más adelante en el capítulo:
Entonces Faraón dijo a José: En mi sueño me parecía que estaba a la orilla del río; y que del río subían siete vacas de gruesas carnes y hermosa apariencia, que pacían en el prado. Y que otras siete vacas subían después de ellas, flacas y de muy feo aspecto; tan extenuadas, que no he visto otras semejantes en fealdad en toda la tierra de Egipto. Y las vacas flacas y feas devoraban a las siete primeras vacas gordas; y éstas entraban en sus entrañas, mas no se conocía que hubiesen entrado, porque la apariencia de las flacas era aún mala, como al principio. Y yo desperté. (Génesis 41:17-21)
Los símbolos principales son un río, el ganado, los números siete y siete.
El segundo sueño del Faraón era similar:
Vi también soñando, que siete espigas crecían en una misma caña, llenas y hermosas. Y que otras siete espigas menudas, marchitas, abatidas del viento solano, crecían después de ellas; y las espigas menudas devoraban a las siete espigas hermosas; y lo he dicho a los magos, mas no hay quien me lo interprete. (Génesis 41:22-24)
Los símbolos principales incluyen el siete y el siete de nuevo, pero esta vez hay una caña (en lugar del río) en la que crece el grano (en lugar de las vacas).
Aquellos que han leído nuestra serie de artículos introductorios titulada El sacrificio de Filadelfia deberían poder recordar que los siete años de escasez de los sueños del Faraón fueron una profecía no sólo para el antiguo Egipto, sino también para el fin del tiempo, un tiempo en el que ya estamos. Este hecho lo demuestran los propios sueños, y eso nos lleva al tema y objetivo principal de nuestro estudio: comprender lo que estos sueños significan para nuestro tiempo.
Sin embargo, antes de descifrarlos, vamos a tabular los puntos clave de todos los sueños. Esto nos proporcionará una cierta ayuda visual para nuestra comprensión:
Los sueños fueron dados en conjuntos de dos. El primer conjunto se le dio a José mientras estaba en su casa, el segundo al copero y al panadero en la prisión, y el tercero al Faraón en el palacio. Noten que el conjunto del medio fue dividido entre dos individuos diferentes, como lo enfatiza la línea punteada.
También noten que los pares de sueños siempre comparten números similares: Los sueños de José tienen ambos el número 11 (o 12 incluyendo a José), los sueños de la prisión tienen ambos el número 3, y los sueños del palacio tienen ambos los números 7 + 7. Todos estos son números bíblicos con significados importantes.
Si queremos entender lo que estos sueños significan para nosotros hoy en día, rompamos la idea errónea común de que los pares de sueños, aparentemente dobles, tienen un mismo significado. Esa idea se origina en la declaración que el propio José hizo en relación con los sueños del Faraón, razón por la cual se considera comúnmente como tal.
Sin embargo, es frecuente que los sueños (o visiones o profecías en general) adquieran capas de significado con el tiempo. Dios conoce el fin desde el principio, y cuando da un sueño, a menudo le pone varias capas de significado, como la guía inmediata al individuo que lo recibe (como fue el caso de los sueños del Faraón), así como un significado más profundo que sólo puede ser plenamente entendido “cuando viene el cumplimiento del tiempo”, por así decirlo.
Por lo tanto, si bien reconocemos la inspiración divina de las interpretaciones de los sueños de José en la Biblia, no debemos sentir que su interpretación es la última palabra sobre el asunto. La palabra de Dios está viva, y queremos entender lo que el Dios vivo nos está diciendo hoy por medio de estos sueños. Y para hacer eso, tenemos que considerarlos muy cuidadosamente, y no dar por sentado que las cosas son iguales cuando no lo son.
Por ejemplo, en los dos primeros sueños, hay una diferencia obvia. El primer sueño habla de José y sus hermanos, pero no de Jacob y Raquel. Como ya hemos señalado, Jacob, quien seguramente fue más sabio en cuanto a las cosas espirituales en su generación que la persona promedio que ha sido degradada por casi cuatro milenios más de pecado, comprendió que el sol y la luna que le rindieron pleitesía a José deben referirse a la vida venidera, después de la resurrección de Raquel. Pero no creía que él se inclinaría ante José, ni siquiera en el cielo:
Y lo contó a su padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti? Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en esto. (Génesis 37:10-11)
En su sistema de creencias, iba a haber un Mesías por venir, que resucitaría a los muertos y establecería la ciudad eterna, “no hecha a mano”, y esto es lo que señalaban las estrellas. Era el Mesías—no José—ante quien Jacob se inclinaría. No entendió que el sueño representaba a José como un tipo para el Mesías; sólo lo vio en términos de las personas literales.
En retrospectiva, está perfectamente claro, según el registro bíblico, que los hermanos de José se inclinaron literalmente ante José cuando vinieron a Egipto a buscar grano.
Y José era el señor de la tierra, quien le vendía a todo el pueblo de la tierra; y llegaron los hermanos de José, y se inclinaron a él rostro a tierra. (Génesis 42:6)
Esto cumplió el primer sueño, donde los 11 manojos se inclinaron ante el manojo de José. También es importante señalar que el contexto simbólico encaja perfectamente: se inclinaron ante él para comprar grano, exactamente el símbolo que se representaba en el sueño.
En cambio, el segundo sueño nunca se cumplió literalmente. La Biblia no menciona en ninguna parte que Jacob se inclinara ante José (y Raquel no pudo hacerlo en ningún caso). Además, el contexto dado por los símbolos del sueño no estaba presente. ¿Qué tuvo que ver la generación de José con el sol, la luna y las estrellas?
Por lo tanto, hay que admitir que el segundo sueño no se cumplió históricamente como el primero, y por lo tanto tiene un significado diferente, un significado que debería involucrar a los cuerpos celestes de alguna manera (como la forma en que el cumplimiento del primer sueño involucró el grano).
A pesar de su incredulidad de que se inclinaría ante José, Jacob aún anticipaba un futuro cumplimiento del sueño de José. Sostenía el sueño de José como una verdad, y reconocía que el sueño se cumpliría en el futuro del linaje de José de alguna manera, como se puede ver en la bendición que dio desde su lecho de muerte:
Rama fructífera es José, Rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro. Le causaron amargura, le asaetearon, y le aborrecieron los arqueros; Mas su arco se mantuvo poderoso, y los brazos de sus manos se fortalecieron por las manos del Fuerte de Jacob (Por el nombre del Pastor, la Roca de Israel), por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo que está abajo, con bendiciones de los pechos y del vientre. Las bendiciones de tu padre fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores; hasta el término de los collados eternos serán sobre la cabeza de José y sobre la frente del que fue apartado de entre sus hermanos. (Génesis 49:22-26)
Los “collados eternos” se refieren a las constelaciones de los cielos. El significado de cada parte de esta bendición se explica en detalle en El misterio de la Ciudad Santa, pero para el presente propósito es suficiente enfatizar que Jacob pronunció una futura bendición (Dios “te bendecirá”) de naturaleza celestial. Este aspecto de la bendición es aún más claro en el relato de Moisés antes de su propia muerte:
A José dijo: Bendita de Jehová sea tu tierra, con lo mejor de los cielos, con el rocío, y con el abismo que está abajo. Con los más escogidos frutos del sol, con el rico producto de la luna, con el fruto más fino de los montes antiguos, con la abundancia de los collados eternos, y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud; Y la gracia del que habitó en la zarza venga sobre la cabeza de José, y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos. Como el primogénito de su toro es su gloria, y sus astas como astas de búfalo; Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra; Ellos son los diez millares de Efraín, y ellos son los millares de Manasés. (Deuteronomio 33:13-17)
Aquí se hace referencia específicamente al sol y a la luna, así como a las constelaciones (montes antiguos, collados eternos) y sus “frutos más finos” (es decir, los planetas).
El contexto celestial del segundo sueño de José y las referencias a las estrellas en la bendición de Jacob apuntan al fin de los tiempos (como también lo indica la bendición de Moisés). Esto corresponde a lo que Daniel profetizó:
Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. (Daniel 12:3)
Y esto nos muestra que, si queremos ser entendidos para ser instrumentos para enseñar la justicia a la multitud, entonces debemos mirar a los cielos y contemplar el significado bíblico de los objetos y eventos celestiales, que fueron dados como marcadores de tiempo especialmente para el fin del tiempo. Uno debe desaprender a rehuir categóricamente toda la sabiduría de las estrellas como si fuera astrología pagana y comenzar a preguntar al Creador de las estrellas para encontrar el significado que les ha dado.
La próxima parte de esta serie hará precisamente eso, desplegando el significado de los sueños de la generación de José a la luz de las estrellas del cielo. Si tienes un poco de miedo de hacer este viaje a las estrellas, tal vez la voz de Dios a Jacob te sirva para fortalecerte también:
Salió Israel con todo lo que tenía, y vino a Beerseba, y ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación. Yo descenderé contigo a Egipto, y yo también te haré volver; y la mano de José cerrará tus ojos. (Génesis 46:1-4)
Al leer esta primera parte, has dado el primer paso de tu viaje. ¿Has llegado a Beerseba, trayendo todo lo que tienes, incluyendo las almas que te siguen? Ahora sé fuerte y no tengas miedo, porque Dios irá contigo en este viaje y te traerá “de vuelta” con mucha abundancia a (la celestial) Canaán.
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